El Ensayo


La Ciudad inexistente

Cuando miro con la mirada de un transeúnte que recorre las calles de mi pueblo, busco

una idea de lo que veo y se me retrae la atención, como una compositora que no encuentra un frase para empezar a escribir una canción, pero debo componer una idea de lo que quiero exponer.

Voy a comenzar con interrogantes: ¿Por qué este pueblo que está ubicado en un privilegiado lugar no ha tenido un crecimiento sostenido, en tiempo, tanto en cantidad habitantes, como en espacio urbanístico?

Si al mirar al sur tenemos una ciudad como Tres Arroyos, con setenta mil habitantes y mirando hacia el norte está la ciudad de Benito Juárez con cuarenta mil habitantes y entre esa dos ciudades Gonzáles Chaves con apenas diez mil habitantes nos damos cuenta que algo pasó con nosotros.

Pero claro, es una ciudad “tranquila”, y cómo no va ser tranquila si no hay gente, si cada día que pasa se van cantidades de jóvenes. Y la ciudad queda sujeta a la idea sostenida que un pueblo puede ser pequeño y tener las bondades que te da la relación pueblerina, eso es como quedar detenido en el tiempo, es como estar parado, en un lugar tan quieto que te pueden tapar los pastos, es como la quietud muy bien observable pero, para muy pocos.

Algunos miran sin ver, la realidad es que el crecimiento de una ciudad no es siempre desde la virtud, la virtud es tan virtuosa que te hace mirar hacia ti mismo, hacia adentro, es como querer encerrar todas las buenas condiciones de la buena vida en un puño.

Los habitantes más ancianos quieren un pueblo para transitarlo ellos sin que nadie los perturbe, los más jóvenes quieren tranquilidad para que sus hijos crezcan en un lugar seguro, como si la seguridad fuera un supuesto, que se puede anticipar lo que piensa el que va delinquir.

Los adolescentes sí saben que un pueblo debe crecer, para algún día ser una ciudad verdadera, pero lo único que les queda es irse.

Los niños son felices, ¿Qué le podríamos pedir a los niños que sean “felices”?.

Esto quiere decir que este es un pueblo para ancianos y niños.

Se construirá con el tiempo, con los de edad intermedia una nueva concepción, para que nazca y florezca la ciudad y no quede en el medio de dos ciudades como paraje casi inexistente.

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Ciencia financió la primera planta de tratamiento de residuos de la actividad forestal en la Argentina

                                                  
                                                   Destilador fertilizante piroleñoso
 
28 de enero de 2014
 
 
Con un financiamiento de casi $ 200.000 otorgado por el Ministerio de Ciencia, en Santa Ana, a 45 kilómetros de Posadas, se instaló la primera planta de pirólisis del país, que transforma el aserrín en biocarbón, fertilizantes y biocombustibles, evitando que los residuos perjudiquen el ambiente.
Los residuos generados por la actividad forestal en la provincia de Misiones suelen quemarse para evitar su acumulación. Esto genera humo, cenizas y gases que impactan en el ambiente de manera perjudicial y provocan el incremento del efecto invernadero y modifican el paisaje de la zona. 
 
Frente a este panorama, Miguel Melnechuk, especialista en tecnología de la madera, y su hermano Guillermo, ingeniero electromecánico, desarrollaron un proyecto para instalar una planta de pirolisis rápida en la localidad de Santa Ana, para el tratamiento de los residuos de la foresto-industria, que utiliza tecnología sustentable sin efluentes y permite transformar los residuos en biocarbón, fertilizante y biocombustible.
 
“Cuando estaba cursando la maestría en ´Tecnología de la madera´, en la Universidad Nacional de Misiones, tomé conocimiento de una empresa incubada en Campinas, en Brasil, llamada Bioware, que estaba trabajando con una planta piloto de pirólisis rápida usando bagazo de caña de azúcar, y así se me ocurrió la idea de usar la misma tecnología para el tratamiento de los residuos de la foresto-industria”, explicó Miguel Melnechuk, impulsor de la biorrefinería.
 
La primera etapa del proyecto consistió en la instalación de la planta piloto para testear el potencial energético de los diferentes residuos de biomasa. Esta iniciativa fue posible gracias a un financiamiento de $192.985 otorgado por el Ministerio de Ciencia, a través del Fondo Tecnológico Argentino (Fontar) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. 
 
El potencial energético de la biomasa se comprobó a través de un proceso que se conoce como pirolisis o carbonización, que consiste en descomponer la biomasa mediante el calentamiento en ausencia de oxígeno, transformando los residuos en biocarbón, bio-oil y gases pirolíticos que pueden ser refinados en productos de mayor valor agregado. Para esto se instaló un reactor, que por medio de un lecho de arena le transfiere calor al aserrín produciendo su carbonización.
 
En los ensayos realizados en la planta piloto se lograron procesar 2.000 kilos de residuo húmedo en una hora, y con ellos se obtuvieron 200 kilos de biocarbón, 300 de bio-oil y 100 de extracto ácido en el mismo lapso de tiempo. El biocarbón elaborado en esta planta se puede utilizar como fertilizante para los suelos porque actúa como un elevador de pH en suelos ácidos, absorbiendo agua que luego puede estar disponible para las plantas. Además, posee una estructura laberíntica que genera un microhábitat para los microorganismos benéficos del suelo y retiene minerales y carbono atmosférico, mitigando el cambio climático.
 
En la biorefinería también desarrollaron briquetas de carbón que se obtienen al aglomerar finos de carbón con almidón. Estas briquetas pueden utilizarse como sustituto del carbón tradicional, ya que al quemarse origina menos humo, dura un 50% más y resulta un producto renovable porque proviene de residuos de bosques cultivados.
 
El biocombustible producido puede utilizarse como sustituto del fuel-oil petroquímico y, a su vez, sirve como insumo para la obtención de saborizantes, solventes, pinturas, naftas y otros compuestos. A diferencia del fuel-oil, el biocombustible no contiene azufre, por lo que al quemarse no emana los gases que ocasionan la lluvia ácida. Con una fracción del bio-oil, en la planta de pirólisis también produjeron extracto de ácido piroleñoso, que suele emplearse como insecticida natural y como fertilizante foliar resistente a plagas y enfermedades.
 
Una vez finalizada la instancia de ensayos, los ingenieros Melnechuk presentaron su proyecto ante la Incubadora de Base Tecnológica de Posadas (Incutemi, ubicada dentro del Parque Tecnológico Misiones (PTMI), con el objetivo de recibir asesoramiento para realizar el traspaso de la planta piloto a una empresa. Así, el Incutemi se encargó de los aspectos legales, plan de negocios, habilitaciones, logística y packaging. Con el apoyo del Incutemi, se trabajó el escalado de la planta y en poco tiempo Biorrefinería Santa Ana colocará sus productos en el mercado con la intención de replicar este modelo en otras localidades.
 
Plan leña renovable
 
Con el fin de promover las plantaciones forestales destinadas a la producción de energía, el gobierno de Misiones determinó, a través de la Ley Provincial XVI 106, que a partir del 1° de enero de 2012 está prohibida la quema a cielo abierto de aserrín, viruta, costaneros y todo otro residuo biomásico de la foresto-industria. 
 
La ley apunta a disminuir la deforestación por consumo de leña de bosques nativos y a promover una mejora en la eficiencia energética de secaderos. El gobierno provincial busca sustituir la producción, comercialización y consumo industrial de leña y de carbón vegetal de origen de bosques nativos por leña de bosques cultivados, subproductos y residuos de la foresto-industria. Con la aplicación de esta medida, se garantiza el uso sustentable de los recursos forestales y el cuidado del ambiente de la provincia.
 
 

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