Sábado, 10 de Diciembre de 2011
Yo voy a ser muy breve, porque fue un día muy intenso y hoy hablé mucho en el Parlamento.
No soy una Presidenta de escritorio, recorro fábricas, barrios y provincias, porque ahí nací políticamente. Nací con la misma edad que tienen muchos de ustedes en momentos más difíciles, en momentos donde levantábamos la mano para oponernos a la dictadura.
Hoy, este maravilloso país, esta maravillosa Nación tiene la inmensa suerte de que, a diferencia de aquella épocas pasadas y también de lo que pasa en otras partes del mundo, nuestros jóvenes se convocan a las plazas a festejar con alegría y agradecimiento y esto es una verdadera transformación de aquella Argentina dura y difícil que le tocó gobernar a él en el 2003.
¡Qué maravilloso volver a ver esta Plaza llena de banderas, de consignas y de cánticos!
Por eso, él, yo estoy segura, él vive en cada uno de los jóvenes, él vive en cada uno de los trabajadores, él vive en cada una de las mujeres, de los estudiantes, de los docentes, de los científicos que han vuelto a creer que la construcción colectiva de la Argentina, no solo es necesaria, sino que además es posible.
Yo no quiero extenderme más porque sé que ha sido un día muy caluroso y me han hecho “el aguante” como solamente lo saben hacer ustedes en una Plaza. Siempre haciendo “el aguante”, gracias y, además, vamos los descamisados, vamos el Movimiento Evita, vamos los Martín Fierro, vamos La Cámpora, vamos Peronismo Militante y Túpac Amaru, vamos todos, todos juntos con los trabajadores.
Quiero decirles y agradecerles una vez más todo el acompañamiento en los momentos difíciles de nuestro Gobierno, tal cual lo dije hoy en el Parlamento. Pero quería hacerlo en esta Plaza a la que convocamos en momentos más difíciles, no en momentos felices como este y en el cual ustedes respondieron apoyando un proyecto en el cual tal vez muchos miraban, aún aquellos que creían y creen en él y que antes, chicos, parecía imposible recuperarse de tantas derrotas, parecía imposible recuperarse de tanta decepción.
Yo quiero decirles frente a todos ustedes, a los 40 millones de argentinos, que mi compromiso como Presidenta de la Nación, mi compromiso con la patria, mi compromiso con Dios y mi compromiso con él y conmigo misma, es precisamente gobernar para los 40 millones de argentinos, porque estoy convencida que tenemos que dar vuelta la página de la historia del desencuentro, del enfrentamiento, de la confrontación.
Estamos como él lo dijo hace ocho años y medio, cuando dijo “cambios en nombre del futuro” casi premonitoriamente. Avisoraba, porque era uno de los mejores cuadros políticos, que se venían tiempos diferentes en nuestro país y en el mundo.
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