El Ensayo


La Ciudad inexistente

Cuando miro con la mirada de un transeúnte que recorre las calles de mi pueblo, busco

una idea de lo que veo y se me retrae la atención, como una compositora que no encuentra un frase para empezar a escribir una canción, pero debo componer una idea de lo que quiero exponer.

Voy a comenzar con interrogantes: ¿Por qué este pueblo que está ubicado en un privilegiado lugar no ha tenido un crecimiento sostenido, en tiempo, tanto en cantidad habitantes, como en espacio urbanístico?

Si al mirar al sur tenemos una ciudad como Tres Arroyos, con setenta mil habitantes y mirando hacia el norte está la ciudad de Benito Juárez con cuarenta mil habitantes y entre esa dos ciudades Gonzáles Chaves con apenas diez mil habitantes nos damos cuenta que algo pasó con nosotros.

Pero claro, es una ciudad “tranquila”, y cómo no va ser tranquila si no hay gente, si cada día que pasa se van cantidades de jóvenes. Y la ciudad queda sujeta a la idea sostenida que un pueblo puede ser pequeño y tener las bondades que te da la relación pueblerina, eso es como quedar detenido en el tiempo, es como estar parado, en un lugar tan quieto que te pueden tapar los pastos, es como la quietud muy bien observable pero, para muy pocos.

Algunos miran sin ver, la realidad es que el crecimiento de una ciudad no es siempre desde la virtud, la virtud es tan virtuosa que te hace mirar hacia ti mismo, hacia adentro, es como querer encerrar todas las buenas condiciones de la buena vida en un puño.

Los habitantes más ancianos quieren un pueblo para transitarlo ellos sin que nadie los perturbe, los más jóvenes quieren tranquilidad para que sus hijos crezcan en un lugar seguro, como si la seguridad fuera un supuesto, que se puede anticipar lo que piensa el que va delinquir.

Los adolescentes sí saben que un pueblo debe crecer, para algún día ser una ciudad verdadera, pero lo único que les queda es irse.

Los niños son felices, ¿Qué le podríamos pedir a los niños que sean “felices”?.

Esto quiere decir que este es un pueblo para ancianos y niños.

Se construirá con el tiempo, con los de edad intermedia una nueva concepción, para que nazca y florezca la ciudad y no quede en el medio de dos ciudades como paraje casi inexistente.

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Acto en Plaza de Mayo: Palabras de la Presidenta de la Nación





Sábado, 10 de Diciembre de 2011

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ, EN LA PLAZA DE MAYO


Chicos, enrollen las banderas que les quiero ver la cara a todos, por favor, tantos jóvenes, por favor, un poquito nada más, después las vuelven a subir más alto todavía. Como siempre tienen que estar las banderas bien altas.

Gracias, buenas tardes a todos y a todas.

¡Qué Plaza tan hermosa, llena de jóvenes y de cánticos de alegría!

Yo voy a ser muy breve, porque fue un día muy intenso y hoy hablé mucho en el Parlamento.

Quiero agradecerles a todos los jóvenes de todas las agrupaciones y movimientos sociales de la patria, que han sido la verdadera vanguardia de este Gobierno en sus momentos más difíciles.

Quiero también agradecerles a todos los trabajadores de la patria, porque no hay diferencia entre jóvenes y trabajadores, todos luchan por un país más justo, más libre y más igualitario. Y muchos de ustedes, gracias a este proyecto nacional, popular y democrático, han conseguido su primer trabajo. Lo veo en todas y cada una de las fábricas que recorro semanalmente.

No soy una Presidenta de escritorio, recorro fábricas, barrios y provincias, porque ahí nací políticamente. Nací con la misma edad que tienen muchos de ustedes en momentos más difíciles, en momentos donde levantábamos la mano para oponernos a la dictadura.

Hoy, este maravilloso país, esta maravillosa Nación tiene la inmensa suerte de que, a diferencia de aquella épocas pasadas y también de lo que pasa en otras partes del mundo, nuestros jóvenes se convocan a las plazas a festejar con alegría y agradecimiento y esto es una verdadera transformación de aquella Argentina dura y difícil que le tocó gobernar a él en el 2003.

¡Qué maravilloso volver a ver esta Plaza llena de banderas, de consignas y de cánticos!

No es una sensación menor. En estas dos plazas, después de venida la democracia y convocadas por nuestro partido y por nuestro movimiento, donde no podíamos gritar consignas porque realmente mucha gente que venía, venía nada más o tal vez la traían, yo siento que cada uno de ustedes, siento que cada una de las mujeres y de los hombres que hoy están en esta Plaza, cada uno de los jóvenes, es porque quieren estar aquí. Y ustedes no saben el valor político que eso tiene para la construcción democrática.

Por eso, él, yo estoy segura, él vive en cada uno de los jóvenes, él vive en cada uno de los trabajadores, él vive en cada una de las mujeres, de los estudiantes, de los docentes, de los científicos que han vuelto a creer que la construcción colectiva de la Argentina, no solo es necesaria, sino que además es posible.

Yo no quiero extenderme más porque sé que ha sido un día muy caluroso y me han hecho “el aguante” como solamente lo saben hacer ustedes en una Plaza. Siempre haciendo “el aguante”, gracias y, además, vamos los descamisados, vamos el Movimiento Evita, vamos los Martín Fierro, vamos La Cámpora, vamos Peronismo Militante y Túpac Amaru, vamos todos, todos juntos con los trabajadores.

Quiero decirles y agradecerles una vez más todo el acompañamiento en los momentos difíciles de nuestro Gobierno, tal cual lo dije hoy en el Parlamento. Pero quería hacerlo en esta Plaza a la que convocamos en momentos más difíciles, no en momentos felices como este y en el cual ustedes respondieron apoyando un proyecto en el cual tal vez muchos miraban, aún aquellos que creían y creen en él y que antes, chicos, parecía imposible recuperarse de tantas derrotas, parecía imposible recuperarse de tanta decepción.

Pero aquí, aquí estamos ¿y saben qué? Somos la muestra de que el coraje, la voluntad y la decisión política, son los elementos más valiosos con los que puede contar una sociedad y un movimiento político para recuperar las banderas de todo un pueblo.

Yo quiero decirles frente a todos ustedes, a los 40 millones de argentinos, que mi compromiso como Presidenta de la Nación, mi compromiso con la patria, mi compromiso con Dios y mi compromiso con él y conmigo misma, es precisamente gobernar para los 40 millones de argentinos, porque estoy convencida que tenemos que dar vuelta la página de la historia del desencuentro, del enfrentamiento, de la confrontación.

Estamos como él lo dijo hace ocho años y medio, cuando dijo “cambios en nombre del futuro” casi premonitoriamente. Avisoraba, porque era uno de los mejores cuadros políticos, que se venían tiempos diferentes en nuestro país y en el mundo.

Y aquí estamos, en un mundo convulsionado, complejo y difícil con nuestro modelo nacional y popular y democrático de pie, dando testimonio de que es posible un desarrollo diferente que centre en el pueblo, que centre en los trabajadores, en los jóvenes, en las mujeres, en los estudiantes, en los docentes, en los intelectuales, en los empresarios nacionales las posibilidades de crecer y distribuir. Distribuir conocimiento, distribuir la palabra, distribuir el ingreso, en definitiva, distribuir democracia que de eso se trata después de todo.

Gracias, muchas gracias a todos y a todas, que Dios nos acompañe y pídanle a él, en nombre de todos, que nos cuide y nos ayude a no equivocarnos.

Gracias, muchas gracias, fuerza y a seguir trabajando como todos los días.

Gracias. (APLAUSOS) 

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