"Lo único que quiero es seguir agrandando la Argentina, seguir generando más puestos de trabajo, más industrialización, más ciencia y tecnología, más escuelas, más caminos, más hospitales", agregó Cristina al afirmar que esa no es una tarea "para una sola persona". La Presidenta añadió, citando a Néstor Kirchner, que "por comprensión histórica, por voluntad popular y por decisión política cuenten conmigo para seguir profundizando este proyecto de país. Para eso nos necesitamos unidos. No significa pegoteados. Pero significa reconocer que cuando una sociedad se expresa y decide en elecciones populares, libres y democráticas, esa decisión debe ser respetada".
Durante el acto de cierre de campaña, realizado el miércoles pasado en el Teatro Coliseo, CFK había convocado a “la unidad nacional” y a los dirigentes opositores a dejar de lado las “diferencias menores”. Cuando todos los pronósticos indicaban que sería reelecta, había afirmado que "no le guardo rencor a nadie, las cosas que han pasado me obligan a abrirme cada vez más, a tender la mano, a superar las diferencias”, y había pedido a los distintos sectores que conforman la sociedad que colaboraran durante los próximos cuatro años para aprovechar lo que calificó como “una oportunidad histórica” para la Argentina. “Por primera vez podemos pensar a mediano y largo plazo”, destacó al pedir “gestos de grandeza” para “articular los intereses de 40 millones de argentinos”.
Si se repitiera el resultado que el kirchnerismo consiguió en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 14 de agosto, el oficialismo retomaría el control del Congreso. El Frente para la Victoria pasaría a contar con un bloque de 115 diputados, que sumado a sus aliados más fieles –Frente Cívico Santiagueño (7), Nuevo Encuentro (5) y los neuquinos del MPN (2)– alcanzaría las 129 bancas necesarias para contar con quórum propio en la Cámara baja, a los que también podría sumar otros dos monobloques que habitualmente acompañan las iniciativas del Gobierno.
Algo impensado antes del arranque del disperso calendario electoral que se inició en marzo y mucho menos hace dos años, cuando tras la derrota de las legislativas de 2009 el Grupo A, que juntó a todo el abanico opositor, le arrebató al oficialismo la mayoría en todas las comisiones de Diputados y el Senado. La Cámara alta, que renueva en ocho provincias un tercio de sus bancas, no tendría mayores modificaciones, lo que le permitiría al kirchnerismo y sus aliados mantener un delicado equilibrio de fuerzas.
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