La Presidenta en el acto de puesta en marcha de la central Atucha II, junto al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli; el gobernador de la provincia de Formosa, Gildo Insfrán; el ministro de Defensa, Arturo Puricelli; y de Planificación, Julio De Vido.
Jueves, 29 de septiembre de 2011
Cristina Kirchner describió a Atucha II como “un símbolo de la postergación” que vivió la industria argentina.
La escena estaba dominada por el domo gris de hormigón que durante muchos años fue la imagen de una obra abandonada y de un proyecto de país que había sido dejado de lado: ayer, luego de tres décadas desde que se iniciara el proyecto, Cristina Kirchner dio por inaugurada Atucha II, la tercera central nuclear argentina, que sumará 745 megavatios al sistema eléctrico, además de hacer aportes a la industria de defensa para el desarrollo de investigaciones sobre el uso pacífico de la energía atómica. La Presidenta, en tema, anunció la continuidad de la aplicación de políticas públicas destinadas a seguir desarrollando esta fuente de energía y resaltó nuevos objetivos, como las obras para alargar la vida útil de la central cordobesa de Embalse, la construcción de Atucha III y la del reactor nuclear Caren, de diseño argentino.
“Somos la generación del Bicentenario que está cubriendo todas las deudas históricas que se han generado en décadas de abandono e injerencia externa para que Argentina no tenga desarrollo. Hemos recuperado la decisión de que el país debe gobernarse a sí mismo a través de las autoridades democráticas elegidas por el voto, cumpliendo proyectos por los cuales la gente elige a sus gobernantes”, arengó CFK en el pasaje más emotivo del acto, que fue seguido por algo más de mil personas en el lugar y transmitido por cadena nacional.
“Mi compromiso no es sólo ser de una generación que pague deudas, sino de una generación que vuelva a poner en marcha esa maquinaria formidable y maravillosa que es nuestra Nación, que cuenta con el mejor combustible que tenemos: el pueblo argentino y su fuerza –continuó la mandataria–. Tenemos que ponernos de pie los argentinos para seguir asegurando que nadie la pueda detener, que siga su marcha por más crecimiento, más democracia, más justicia, más libertad y patria para todos.” Cerca de ella, la aplaudían el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el de Defensa, Arturo Puricelli, los gobernadores de Buenos Aires, Daniel Scioli, y Formosa, Gildo Insfrán, entre otros funcionarios.
Después del acto, Cristina Kirchner se desvió de su camino y se demoró casi media hora recorriendo el perímetro de rejas instalado para separar a los invitados del público, saludando y tomándose fotos con los que se habían acercado a la inauguración, muchos de ellos empleados de la central, además de militantes de La Cámpora, la Uocra, el Partido Comunista y el Partido Solidario. Un rato antes, había destacado que el 88 por ciento de los insumos y la mano de obra utilizada en Atucha II es argentino y que más de 800 técnicos retornaron al país luego del impulso que se le dio al desarrollo nuclear. También que desde 2006, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner decidió reflotar el proyecto, se formaron más de 900 soldadores nucleares, 100 técnicos y 200 operarios calificados.
Atucha II, describió CFK, fue un “símbolo de la postergación” que vivió la industria argentina durante la etapa neoliberal, cuando se detuvo su construcción y las instalaciones se llenaron “de búhos y de ratas”. Pero ahora, aseguró, se está “recuperando el bastión más importante del desarrollo tecnológico argentino”. También recordó la botadura de un buque oceanográfico y la reparación del submarino San Juan en los astilleros Adolfo Storni, que había presenciado el día anterior, y los comparó con el caso del submarino Santa Cruz, que en 2001 debió ser reparado en Brasil porque el país no tenía la capacidad de hacerlo. “Durante esos años de parálisis” industrial, aseguró la Presidenta, las instalaciones fueron cuidadas por sus trabajadores. “Les agradezco que hayan sido custodios de la soberanía los obreros”, se emocionó.
Además, explicó que Atucha II, la tercera central nuclear argentina, demandó una inversión de 10.200 millones de pesos y aportará al sistema eléctrico 745 megavatios, sumándose a los 335 que aporta Atucha I y los 600 de Embalse. Hasta ahora, las instalaciones de este tipo cubrían el siete por ciento de la capacidad del sistema eléctrico argentino, mientras que con el aporte de la nueva central, el número subirá hasta diez por ciento. “Llegamos a 8122 megavatios más, de 2003 a la fecha –subrayó Cristina Kirchner –. Que se escuche bien lo cifra: hemos incorporado 45,4 por ciento más de lo que generamos en 2003”, cuando el kirchnerismo accedió al poder.
“No es sólo energía, porque en estos ocho años se abrieron fábricas, talleres que demandaron esa energía y tenemos que generar más –continuó–. Los argentinos hemos protagonizado en estos ocho años el crecimiento económico más importante, tenemos el orgullo de ser el segundo país después de China que más creció su economía en todo el mundo”. La mandataria también destacó la diferencia cualitativa que distinguen el modelo argentino de los países desarrollados, que graficó en el objetivo de “ser líderes en el uso pacífico de la energía nuclear, líderes de la no proliferación”. CFK advirtió: “Nuestros científicos nunca usaron su conocimiento para destruir la vida de otros seres en otros lugares del planeta. Somos gente de paz, somos buena gente”.
Durante el acto, también, se leyeron fragmentos de una carta que le hizo llegar a la Presidenta el titular de la Organización Internacional de Energía Atómica, el japonés Yukiya Amano, por la inauguración de la planta: “Me complace celebrar este hecho. La construcción de Atucha II fue de difícil cometido pero se logró gracias a la capacidad de su gente y la determinación de su gobierno. Ayudará a sostener el acelerado crecimiento argentino”, sostenía la misiva.
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