El Ensayo


La Ciudad inexistente

Cuando miro con la mirada de un transeúnte que recorre las calles de mi pueblo, busco

una idea de lo que veo y se me retrae la atención, como una compositora que no encuentra un frase para empezar a escribir una canción, pero debo componer una idea de lo que quiero exponer.

Voy a comenzar con interrogantes: ¿Por qué este pueblo que está ubicado en un privilegiado lugar no ha tenido un crecimiento sostenido, en tiempo, tanto en cantidad habitantes, como en espacio urbanístico?

Si al mirar al sur tenemos una ciudad como Tres Arroyos, con setenta mil habitantes y mirando hacia el norte está la ciudad de Benito Juárez con cuarenta mil habitantes y entre esa dos ciudades Gonzáles Chaves con apenas diez mil habitantes nos damos cuenta que algo pasó con nosotros.

Pero claro, es una ciudad “tranquila”, y cómo no va ser tranquila si no hay gente, si cada día que pasa se van cantidades de jóvenes. Y la ciudad queda sujeta a la idea sostenida que un pueblo puede ser pequeño y tener las bondades que te da la relación pueblerina, eso es como quedar detenido en el tiempo, es como estar parado, en un lugar tan quieto que te pueden tapar los pastos, es como la quietud muy bien observable pero, para muy pocos.

Algunos miran sin ver, la realidad es que el crecimiento de una ciudad no es siempre desde la virtud, la virtud es tan virtuosa que te hace mirar hacia ti mismo, hacia adentro, es como querer encerrar todas las buenas condiciones de la buena vida en un puño.

Los habitantes más ancianos quieren un pueblo para transitarlo ellos sin que nadie los perturbe, los más jóvenes quieren tranquilidad para que sus hijos crezcan en un lugar seguro, como si la seguridad fuera un supuesto, que se puede anticipar lo que piensa el que va delinquir.

Los adolescentes sí saben que un pueblo debe crecer, para algún día ser una ciudad verdadera, pero lo único que les queda es irse.

Los niños son felices, ¿Qué le podríamos pedir a los niños que sean “felices”?.

Esto quiere decir que este es un pueblo para ancianos y niños.

Se construirá con el tiempo, con los de edad intermedia una nueva concepción, para que nazca y florezca la ciudad y no quede en el medio de dos ciudades como paraje casi inexistente.

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El tributo de las Madres


Viernes, 28 de octubre de 2011

LA ENTIDAD CONDUCIDA POR BONAFINI LO HOMENAJEO EN PLAZA DE MAYO

 Montaron una radio abierta por la que pasaron referentes políticos, sociales y gremiales que recordaron al ex mandatario.

 “¿No estás más enojado porque armamos Las Cristinas y no Los Néstor? ¿Ya no estás más enojado por eso?” Como en un mail a un amigo que se fue a vivir lejos por mucho tiempo, la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, tuvo un diálogo simbólico con el ex presidente Néstor Kirchner. Fue en la radio abierta que montaron las Madres al lado de la Pirámide y por cuyo micrófono pasaron el vicepresidente electo Amado Boudou y otros referentes políticos, sociales y sindicales para recordar a Kirchner.

 “Hoy no voy a hablar con ustedes, ¡voy a hablar con él! Néstor –como dicen pibes–, ‘Néstor no se murió’. ¿La vida se fue al carajo? ¡No! ¡La muerte se fue al carajo! Un hombre como vos nunca va a morir.” En la carpa donde montaron la radio, se agolpaban casi 30 personas junto a Bonafini. Detrás de un cordón de colaboradores y militantes que mantenían un círculo para proteger a las Madres, el público se apretaba para estar más cerca de Hebe. Con lentes de sol oscuros y vestida con un rompevientos rojo y el pañuelo que las identifica a ella y a sus compañeras, la titular de Madres continuó “disculpándose” con Kirchner: “Querido, yo también tenía ganas de formar Los Néstor, pero me parecía que hacían más falta Las Cristinas porque, ¿viste todos los Néstor que nos quedan?, ¡millones!”.


 En una plaza a la que iban llegando organizaciones y personas por su cuenta, el sol de las cinco picaba en la frente de los que estaban y desde un carrito se desprendía el olor de las hamburguesas y el humo se mezclaba con el de las bombas de estruendo. Al lado de la Pirámide y frente a la Catedral, las Madres se disponían a marchar como todos los jueves, sosteniendo su bandera azul. Desde los parlantes que estaban ubicados junto al stand de la Asociación se escuchaba la voz de Kirchner en su discurso del 2006 ante los militares, en los festejos por el Día del Ejército: “No tengo miedo ni les tengo miedo. Hay un nuevo país”, decía. La llegada del monumento a Kirchner de los mineros de Río Turbio estaba prevista para más tarde, pero se adelantó y todos confluyeron: las Madres, Boudou junto a la ministra de Producción Débora Giorgi, los mineros y cientos de personas que querían saludarlos y sacarse fotos. “Néstor no se murióooo...”, venían cantando los mineros que se apretaron alrededor del monumento, en un mar de empujones. “Compañeros, no tiene sentido apretujar a las Madres. El Flaco nos está mirando a todos, no a los que estén más cerca”, intentaba poner orden sin éxito el director de la Radio de las Madres, Pedro Lanteri, desde el micrófono. Boudou y Bonafini se abrazaron entre la multitud. “Cuando se me ocurrió esta idea no me imaginé que se iba a armar semejante quilombo”, dijo ella después, sonriendo.


El primero en hablar fue Boudou. “Hoy es un día en el que nos sentimos vacíos y llenos a la vez. Vacíos de la presencia física de Néstor, de su alegría, su voluntad, sus convicciones, su capacidad transformadora, eso que fue darnos a todos la oportunidad de soñar y de creer. Y a la vez, llenos de esas cosas que nos dejó como pueblo y como Movimiento que continúa su tarea con una líder indiscutible que es Cristina”, afirmó. Lo siguió Bonafini, quien después de hablar se quedó sentada junto a las demás madres. Luego llegó el turno del diputado y líder del Frente Transversal, Edgardo Depetri, quien reivindicó a los mineros “que estuvieron en la vigilia homenajeando a Néstor trabajador, Néstor compañero, Néstor militante. Con él los trabajadores recuperamos la dignidad”. El intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez, también recordó a Kirchner: “Me dijo que los compañeros tenemos que estar espalda con espalda luchando contra los enemigos; el Fondo, las multinacionales y los medios que atentan contra el proyecto popular”, aseveró.

“Venimos de la Plaza del Congreso para acompañarlas”, dijo uno de los mineros, y le dio a Bonafini su casco de trabajo, uno verde con una lámpara prendida arriba de la visera. Ella le dio su pañuelo, se puso el casco, y se lo dejó puesto hasta después de que terminara el acto, en el que hablaron el subsecretario de Obras Públicas, Abel Fatala; el subsecretario de la Presidencia, Gustavo López, y la directora de Juventud, Laura Braiza. Luego se acercó al micrófono la activista travesti Lohana Berkins. “Por primera vez un gobierno nos invitó al banquete democrático”, dijo, y abrazó a Hebe. En la misma sintonía se expresó el activista de la Comunidad Homosexual Argentina José María Di Bello: “El matrimonio igualitario fue la única ley que Néstor, en su rol de diputado, bajó a votar”, dijo. La columnista de Página/12 Sandra Russo recordó la crisis del campo. El dirigente de la CTA Roberto Baradel destacó la credibilidad de Kirchner: “A Néstor lo lloraron los chicos. No cualquiera hace llorar a pibes de 14 años. Y si le creyeron los pibes es porque era una persona de bien, con convicciones firmes, y que hacía lo que decía”.


 La titular de las Madres se paró y, siempre con el casco puesto, saludó al ex presidente con una promesa: “Querido Néstor, nuestro trabajo empezó el 30 de abril de 1977. Te digo, te juro y te lo prometo que no va terminar nunca. Porque aún muertas vamos a seguir molestando acá. Y si alguien se porta mal, lo vamos a seguir jodiendo”.

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